En el fan experience de hoy, Rodrigo Lefosse nos cuenta la metódica planificación y el desarrollo de su plan para poder conocer a sus ídolos y llevarse algunos tesoros autografiados.
Soy fan desde los 14 años (tengo 30). Pero a la banda ya la conocía desde muy niño y siempre me fue difícil el poder dar a conocerlos. Así que cuando se anunció su llegada para la gira de “The Book of Souls” en 2016, ahí empecé a desarrollar mi plan para cumplir un sueño.
Como sabía cómo es la fanaticada cuando se trata de Maiden en Argentina (lo del DVD Flight 666 es un ejemplo entre muchos), me organicé con una semana de anticipación. Me contacté con dos conocidos, nos pusimos de acuerdo, planificamos y organizamos todo con detalle.
Llegado el día antes del show (el día que la banda apenas llegaba) me desperté temprano, desayune, y con mis compañeros organizamos la movida al mejor estilo Los Simuladores, de hecho mientras me cambiaba y preparaba, puse el tema de fondo a modo de motivación y bromeábamos llamando la movida “el operativo”.
Nos juntamos en un punto medio, y entramos al hotel Four Seasons (repleto de fans afuera) a las 12:30 del mediodía al Pony Line Bar. A este paso la banda apenas llegaba y ya veíamos a un par dando vueltas. En todo momento actuamos con cuidado para elegir el momento a acercarse a alguno sin correr el riesgo de que nos echen. Durante el día vimos pasar a Janick, a Nicko y a Adrian yendo y viniendo o saliendo del hotel.
El momento más remarcable del día fue cuando bajó Harris con su seguridad seguido de Bruce (quien miraba atento alrededor para ver si alguno lo reconocía y le pedía algo) para almorzar. Ahí nos quedamos sorprendidos por la situación que se presentó, pero manteniéndonos tranquilos. Los teníamos a unos pasos y yo veía a los fans afuera y pensaba “¡si supieran lo que pasa acá!”. Tras el almuerzo, nos acercamos a Harris amablemente y él con su serenidad y sencillez característica accedió y se sacó fotos con nosotros y firmó. Dejamos pasar a Bruce (quien aprovechó el momento para irse por otro lado) porque no es la mejor opción y lo último que uno quisiera es llevarse un mal recuerdo con su banda preferida de años.

Llegando la noche, Bruce bajó al Pony Line con Rod Smallwood a tomar, y uno de nosotros se acercó pero Bruce no quería saber nada. Quedó clarísimo. Estuvo una hora y al rato, Nicko se hizo presente, saludó y se sacó una grupal con nosotros y firmó. En un momento, pude ver a unos chicos que querían entrar cambiados como nosotros y les denegaron el acceso al hotel. Esto me confirmó que el plan resultó como lo organizamos. Estábamos contentos y festejamos con pizza y cerveza. Pero faltaba más. Ya llegando la medianoche enganchamos a Adrian Smith, quien nos atendió muy bien y nos fuimos porque el personal del hotel ya estaba poniéndose pesado y querían echarnos. Pero no importaba; a esta altura ya estábamos más que satisfechos.


Salimos del hotel a las 00:30 (sí, pasamos todo el día adentro con Maiden) y cada uno se fue a su morada. Un técnico me regaló una púa y me fui caminando a mi casa. Luego,un amigo me avisa que Janick Gers estaba en The Temple Bar. Y como me quedaba en el camino, pasé y me saqué la foto con él, de yapa.

Llegué a casa, me cambie, comí y me fui a dormir contento de que el plan resultó a la perfección, y que al día siguiente, venía un show espectacular. Nada pudo malir sal.
PD: Cuando Harris volvió con British Lion dos años después, me firmó la foto.

Si querés que tu anécdota maideneana aparezca en esta sección de la web, envíanos un mail a maidenarg@gmail.com contándonos tu historia en, por lo menos, mil (1000) caracteres y dos (2) fotos.